Ciegos

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Estaba sentado el Maestro a la sombra de un árbol, al caer la tarde. Llegó su discípulo, y se sentó a su lado. Parecía inquieto. El Maestro le pidió que hablase y el discípulo, se quejó de su mala suerte y de lo mucho que le dolía la espalda de tanto cargar fardos para su capataz. Durante un largo rato, el joven arremetió contra todo lo que se le pasó por la mente. Una vez hubo terminado, el Maestro le miró y le preguntó:
-¿Ves el vuelo de los pájaros? Mientras no seas libre jamás podrás volar.
-¿Y cómo puedo ser libre, Maestro?
-Muriendo a ti mismo.
-¡No puedo hacer eso, me pides lo imposible!
-Aún no estás preparado, vuelve mañana.
Y el discípulo se marchó a casa, con su venda puesta.

Categoría: El Maestro  Etiquetas: , ,
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2 Respuestas
  1. Fernando says:

    Bueno, volvemos otra vez al camino, o sea a la Red. Bievenida

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