Cuando hablamos de una alimentación natural, ¿solemos referirnos todos a lo mismo? ¿Qué es lo natural? ¿Es igual que lo ecológico o lo tradicional? ¿Está previsto desde un punto de vista normativo? ¿Cuáles son los diferentes tipos de agricultura existentes? ¿Los conocemos realmente? ¿Es más sano comer productos ecológicos? ¿Estás seguro?
¿Recuerdas la época en que nos mentaban al coco si no te dormías? (Es que a mí el hombre del saco nunca me daba miedo) Pues agárrate, que vienen los transgénicos. La primera vez que escuché el término fue en un supermercado… hace muchos años. Una señora señalaba una caja de una marca de galletas y le decía a su amiga: Yo eso no lo compro porque lleva maíz transgénico. No me digas que no vale esto para un anuncio. Ahora podríamos encontrarnos con otros de otro tipo, cuales serían los a favor y en contra de alimentos españoles y/o catalanes.
Pues volviendo a Don Transgénico alias El Coco, parece que seguimos con miedo y fobia para rato.
El tema de los transgénicos es muy interesante, sobre todo si llegas a entender a quién le interesa fomentar este absurdo miedo hacia lo transgénico.
Si te llama la atención, puedes documentarte en un sitio web muy recomendable. Es un blog de un científico, del cual vas a salir informado y posiblemente sorprendido. Es posible que descubras que algunas ideas que tenías sobre alimentación, por ejemplo, son puros mitos. Temas muy interesantes y entradas variadas. Un blog para un nueve. ¿Y por qué no un diez? Pues fácil, como hubiera dicho mi profesor de Derecho Internacional Privado. Porque todo no puede tenerse en esta vida. Nos leemos próximamente.
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2013
2013
Suele decirse que a veces hay que pararse un poco y pensar, o descansar y luego volver. Pues algo así es lo que a mí me ha ocurrido. En todo este tiempo he estado madurando un par de proyectos de los míos. Si es que no me puedo estar quieta…
Estoy escribiendo dos libros. ¿No leía Quevedo dos y hasta tres libros a la vez? Pues yo igual a mi manera.
Uno es un regalo para mi tía Chon, que siempre me ha animado a escribir y publicar porque sabe que me encanta la escritura. El otro es una idea que me surgió al ver la película Mujeres de George Cukor. Vamos a ver qué sale de todo esto.
¡Y aún no he cogido vacaciones!
¿Títulos? El viaje y Mis vacaciones con JFK.
Por lo demás, un mes de agosto muy tranquilo en la farmacia. Mes que va tocando a su fin, con algo más de fresquito por el aguacero de ayer. Tendremos una semana agradable. Hasta la próxima entrada.
2013
En un principio, y movida por ese afán absurdo de réplica que casi nunca sirve para nada, pensé en crear un relato a raíz del programa dedicado al tema de farmacias y demás , con sello evoleno. Estoy tan asombrada y fascinada por ese hombre llamado Jordi Évole que voy a pedirle a Dios que nos mande muchos como él en el próximo siglo, ¡qué digo, para qué esperar! ¡Que nos los manden ya, que lo clonen! Porque, claro, ya sabemos que con algunas personas, no podemos atenernos a mucho, porque siempre tienen a gente detrás que piensa por ellos y ellos solamente ponen la jeta. Pero con este señor no hace falta cerebro pensante. Él lo tiene todo. Es un fuera de serie. Me recuerda al flautista de Hamelín. Con más mérito aún, si cabe. Porque a nuestro flautista evoleno le siguen los niños, las ratas, y los adultos. Todos. ¿Qué habrá al final del camino? ¿De verdad pensabas que había camino? Que no, que él te pone a dar vueltas por la primera fuente que encuentra, como en el chiste. Y ahí te deja, para que no dejes de pensar en toda la información que te ha entrado por los oídos y por los ojos. Te la creerás desde el principio hasta el final. Ni siquiera verás en qué momento se llevó la flauta a los labios y entonó su melodía.
De todas maneras a mí no me sorprendió en absoluto el esquema ni el enfoque que usó para el tema arriba citado. Estaba cantado, sabía que se lo llevaba calentito.
Hace escasos días alguien entró a comprar a la farmacia y salió el tema del programa, y lo llamó espantajo. No lo veo justo. Évole es solamente una pieza minúscula de un programa, en un país donde la gran mayoría de las personas está acostumbrada a agachar la cabeza, mientras otro grupo se dedica a llevarse lo que no es suyo.
Cumplirá Évole los sesenta, o más, porque yo no sé tú, pero yo le deseo larga vida y poco dolor, y seguiremos igual o peor. Mismos perros, diferentes collares.
Otra cagada lamentable ha sido la última subasta andaluza. ¿Ahorrar? ¿Cuándo, dónde, y cómo? ¿Y qué ocurre con los pacientes que llevan media vida con un tratamiento, es que son mierdas andantes que no tienen derecho a que se les respete su cajita? ¿Qué es eso de quitarle a los abuelicos el famoso botón, no te sale más a cuenta envenenar el agua? Esta última pregunta va dirigida a unos cuantos políticos. ¿Qué era lo que había que mejorar del sector? ¿Qué es lo que han mejorado? Y lo peor aún está por llegar. No sé quiénes ni cuántos ni dónde se sentaron a hablar sobre este país y cómo desmantelarlo. Pero mañana volverán los clientes a protestar, porque tienen derecho. Volverá María a preguntarme que hasta cuándo va a durar todo esto. Gustavo volverá a irritarse cuando le salga cierto nombre al pasar la tarjeta. Joaquín dedicará cinco minutos a hablar de la casta mientras Carlos cuenta un chiste cortito.
La lástima es que Évole ha perdido una gran oportunidad. También la han perdido Rajoy, Zapatero, Aznar y González. Y desde luego, la de estos últimos sí es grave, la del otro, no tanto.
Lo de este país es de traca. Tiempos evolenos, lo que yo os diga.