Estaba Dios escribiendo una carta cuando de repente escuchó a sus espaldas:
-Hola.
-¡Ay, qué susto me has dado! ¿Quién eres tú?
-Soy un pensamiento y quiero nacer. Me han dicho que hable contigo. Me gusta este sitio, ¿puedo quedarme aquí contigo?
-Me parece que no.
-Pues vaya.
-Bueno, pensamiento; ¿qué quieres ser?
-Nada, yo sólo quiero nacer.
-A ver, voy a explicarte un par de cosillas y ya verás cómo me entiendes.
-Vale.
Dios le estuvo explicando lo que era el género humano, le habló del hombre, de la mujer, y de otras cosas más.
-¿Qué quieres ser, pensamiento?
-Mujer, pero ¿eso de los hijos es obligatorio?
-Bueno, este tema es árido y complejo, ya lo irás entendiendo cuando seas mayor.
-De acuerdo, Dios.
-¿Qué me dices de las cualidades? ¿Quieres alguna de las que te he comentado?
-Me gusta eso de la inteligencia, mucho. ¿Puedes darme bastante, por favor?
Dios miró al pensamiento enternecido, nadie le había puesto esos ojitos de penilla antes.
-¿Y qué opinas de la belleza?
-Yo quiero inteligencia –insistió-.
-No sé, te obsequiaré con una pizquilla de belleza, al menos.
-¿Y dónde voy a nacer?
-¿Recuerdas lo que te he explicado de los idiomas y el mapa del mundo?
-Sí, un poco. ¿Qué idioma es lo que estoy hablando ahora?
-Castellano. Pero puedes aprender otros idiomas a lo largo de tu vida.
-¿Me sirve la inteligencia para eso?
-Sí, por supuesto.
-Parece interesante, eso de los idiomas.
-También tendrás lo que vuestra especie llama defectos, que es una manera de manipular y controlar a los colectivos y a los individuos, pero ya lo irás comprobando. Aún así quiero obsequiarte con humildad, para que esos dones tan grandes los vayas valorando cuando tu corazón sufra los reveses de la vida.
-¿Y qué voy a encontrarme ahí abajo o ahí arriba?
-Cosas maravillosas, pero también mucha miseria. Miseria humana, pensamiento.
El pensamiento le agradeció a Dios todos aquellos detalles y partió para nacer.
Una vez se hubo quedado solo, pensó en voz alta:
-Ésta tiene que nacer en Granada. Tiene que perpetuarse el ideal de la Pineda.
* * *
María del Mar C. M nació en Granada un 15 de noviembre de 1974. Es licenciada en Derecho por la Universidad de Granada. Ferviente entusiasta de la literatura, la escritura y todo aquello que tenga que ver con el mundo de las letras, concibe este blog para el mero uso y disfrute de su obra, puesta a disposición de cuantos quieran acercarse al mismo. Escribe actualmente bajo el seudónimo de Leonor Craviot, en homenaje a una bisabuela.