Detrás de una miniatura se esconde una bonita historia que merece la pena ser contada. Mi primera miniatura fue un sombrero de copa azul. La cosa ha cambiado considerablemente… La culpa la tiene mi amigo Cristóbal. Por mucho que se empeñe en decir lo contrario, él sigue siendo mi maestro en este arte y espero seguir aprendiendo muchas más cosas. Porque aún queda un largo caminar y me da a mí que este camino, puede deparar cosas interesantes. Desde aquí quiero darte las gracias, amigo mío. ¡Feliz 2013!
Puedes seguir las respuestas a esta entrada a través del RSS 2.0 feed. Puedes dejar una respuesta, o hacer trackback desde tu propio sitio.
2 Respuestas
Deja una respuesta